Blog del Axolotl y otros animales.


Reloj

En el incomprensible murmullo de una noche marcada con una figurita de cualquier numero en una pared de aroma blanco y arrugado, Carlos hizo un soberbio descubrimiento que seguramente a diferencia de sus alucinaciones tropicales, éste gozaría de popularidad teológica-científica.

Sintió como en una cosa que cuelga arriba de su cabeza en el primerísimo instante de desconexión con los ojos cerrados, se formaba una maquina negra que bombeaba tiempo por toda la habitación rodeada por un halo negro del que cuelgan pestañas, sumergida en una piscina de aire puerco, en el que también vivía Carlos.

La maquina negra de ojitos encendidos bombeaba tiempo sin dudarlo y debería estar en algún lugar del vasto espacio de los ojos cerrados y la luz apagada, él sentía una a una las vibraciones, que le dieron una sensación de ser perverso como el tiempo mismo; saber que había por ahí una de las maquinas le daba cosquillas pero de color distinto, y para completar el cuadro de cuando en cuando se oía una risa azulona que alargaba por poco la duración de cada segundo perverso, pero no más, empezaba un nuevo ciclo de latido en la cabeza del científico y en el corazón de la maquina.

Seguía posada dentro de la negrura de los ojos apagados, ahí vivía la maquina negra; Pues si Carlos abría por un solo segundo los ojos, millones de puntos ínfimos se agarraban de la mano para construir una realidad posmoderna con calles, avenidas y sanitarios, que de ipso-facto se ubicaban en sus sitios habituales, con sólo la excepción de los bombeos que solo y solo existían inmersos en el silencio negro.

Nótese sin embargo, que penetró el muro negro de los ojos la curiosidad de ver la maquina con la luz y saborear de una vez por todas el dominio de los ojitos encendidos en la distancia. Como fue visto, la abertura momentánea de cualquiera de los dos ojos produce un vacío existencial en el ser de la maquina que lo desmaterializa hasta volver al silencio habitual. Así Carlos procedió a descolgar todo el halo negro de la habitación y vaciar todo el aire puerco por la ventana de marco metálico, y en su lugar entrar algo de aire nocturno con sonido a grillo de montaña y una gruesa franja de chispazos de luz que saltaban por todas partes, con todo eso, Carlos apagó sus ojos, y congraciándose con la generación espontánea maravilla de maravillas, ya no era una negrura la que colmaba el espacio sino un vasto campo de rosa piel en el que existía un cuerpo joven que vibraba a cada segundo, como si su corazón estuviera sincronizado con el mismísimo tiempo. Fascinado y asustado Carlos se movió arrastrado por el campo rosa hasta estar mas cerca del cuerpo que estaba en alguna parte. En un instante eterno vio como eran tan parecidos en las líneas que impiden que uno se riegue por todas partes, el dibujo de la boca, las orejas, cada pelo, eran muy similares, pero a la vez distintos, los dulces ojos se clavaron con un agudo dolor en el pecho de Carlos cuando al compás de cada segundo sus corazones se sincronizaron habían empezado a marcar cada segundo de una noche distinta.

En la tarde del día siguiente, Carlos reunió a sus amigos para contarle su descubrimiento, esperaron un rato conversando en la sala de su apartamento, hasta que el sol cayó hasta el vacío, en un silencio de cementerio irrumpido sólo por la voz de Carlos, en medio de un poco de sombra él nos dijo que había tenido un hijo con la noche.

0 comentarios:

Entradas antiguas