Blog del Axolotl y otros animales.

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Hola Pablito, te estoy manando un mail offline, cosa rara esa, es como mandar un correo postal sin meterlo en el buzón o como respirar sin inspirar el aire, es algo vacio y extraño esto de mandar correos offline, es impráctico e irrealizable - como todo lo mío -.

Estoy en el consultorio médico esperando que me atiendan, sabrás o deducirás, dado que este mail es offline que - no hay internet - así que, mitigo mi espera escribiéndote algo que por algún misterioso azar (o azaroso azar asaba arrasando) algún día llegará a tu casilla de correo electrónico en forma de pedo (o no).

Se me ocurre una noticia:

Praga AP

El día 4 de marzo de 2010, la ciudad se vio inundada.-

Los científicos que se encuentran estudiando el caso todavía no han dado con la causa de la misteriosa inundación que mantuvo a los Praguenses bajo el agua. Se manejan diversas hipótesis, ninguna de ellas lo suficientemente fuerte como para convencer de hacer silencio al niño llorón que, desde que se le mojaron sus juguetes no ha parado un instante de atosigar con su molesto y rinitico llanto.

También se me ocurre que el médico al que solo escucho su voz, sea un enano, si un enano rubio con ojos azules, brazos cortitos, las patitas chuecas el pelo rizado - poco pelo - pero rizado, de las tres personas que esperamos nos atienda, ninguno de nosotros lo conoce, una de las mujeres que espera vomitará al ver que tiene un tumor del tamaño de su cabeza en la espalda, la otra abortará in limine. Yo lo saludo.

La mujer que me atendió cuando llegué a este improvisado consultorio, un departamento en la calle Maure 3913, esto es, en el barrio de chacarita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Viene siendo una señora de avanzado estado de descomposición mental y laboral, de algunos - como mínimo - ochenta (80) años de edad, con mucho envejecimiento, con tantas arrugas como para hacer una fiesta de sharpeis solo con su piel, tiene el pelo blanco con algunos rastros de que alguna vez se lo pintaba de rubio, rubio platinado triple AAA. Es blanca, blanquísima, pelo blanco blanquísimo, bata blanca, blanquísima. Calculo por su estatura, será la mamá del enano que próximamente me va a atender, no lo sé, seguramente no lo es, seguramente no sé nada.

Como te podrás dar cuenta estoy bastante aburrido, mi turno lleva ya algo así como veinte minutos de retraso, estoy sin juegos, sin ánimo, con la cabeza (o el bocho) avocado a pintar el departamento, la pared, el pedazo de pared diré, sin que mis manos y mi cuerpo estén desempeñando la función que el bocho se empecina en que deberían cumplir, claro está, una rodilla está afectada seriamente con todos estos acontecimientos y se declaró en rebeldía es por ello que me encuentro en este improvisado (bis) consultorio. Pasé por una villa lindante a av. forest camino para acá, no pensé que habría por esta zona, luego caí en la cuenta que siempre que hay cerca un tren, hay cerca una villa, así que no era para esperarse menos, el desubicado soy yo que no caí en la cuenta de la cercanía de la vía.

Querida Mamá: No lo sabés, yo tampoco lo sabía hasta hace muy poco, pero resulta que soy un chocolate disfrazado de oveja, pero que por esas cosas de la vida tengo que hacer de abogado para pasar desapercibido y no me coman ni los lobos ni los golosos, un predicamento. ¿qué sos vos? Una marmota rellena de frambuesa.

La mujer en cuestión, octogenaria, se levantó de su silla de madera de caoba robusta maciza e intocable con rumbo al baño, no creo que sea la primera vez que la vea en esa actitud, ni tampoco la última. Me causó intriga que para venir a este turno no me pidieron ni mi documento ni mi credencial, solo me hicieron firmar una improvisada planilla hecha como con lo que hay - que era muy poco - con un lápiz de madera y grafito.

Pasaron veinte minutos, la realidad es dura - es congruente y coherente - se sostiene, yo no. soy irreal y ficticio, construido y mecanizado, como el ascensor, que es irreal también, un poco esta silla donde estoy es ficticia. Tanta tranquilidad al pedo que me desespera -  Alguien llega y exige que le revisen el carnecito, su existencia se vuelve superflua sin ello, la mira incisivamente, si a la vieja, la de todo blanco, para que le revise el carnecito, ahora sonó el portero, viene alguien más, a mi no me preocupó que no me revisen el carnecito, será que me depara un triste final por mi falta de cuidado y atención con algo tan importante como el carnecito.-

¿cómo dice qué le va?

Es como un desierto sabes, una casucha en medio del impenetrable, calor que te desgarra, la voz de un locutor deportivo que te explota en la parte media del oido. Como los mataría a todos, infelices achicharrándose - pero pará, ponele un poco de onda - bueno no los mato, les quito la ropa y los pongo a bailar. 

Me despido amigo, no sé cuando te vuelva a ver si es que alguna vez te vi, te quiero sin quererte.

beso.

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