¿Será que si o será que no?
Él no es, definitivamente no es quien estamos buscando, denle cualquier cosa y suéltenlo.
¿Era ya oscuro?, muy poco se podÃa filtrar en esa habitación, no sabÃa cuanto tiempo llevaba ahà encerrado, siempre cambiaban los horarios para todo, la comida le llegaba irregularmente, dos veces al dÃa, tres veces, una vez, de pronto ninguna; tampoco podÃa ver los rostros de nadie, y con dificultar escuchaba sus voces, que a sus oÃdos siempre eran distintas. ¿Será que era de noche o de dÃa? Ningún ruido del exterior le llegaba, gritos que para él eran murmullos, le era tan difÃcil imaginar una cara para el ser que emitÃa esos sonidos, serÃa un él o una ella, serÃa un soldado, serÃa un verdugo, serÃa él mismo gritándose por su torpeza.
Afuera, déjelo ahÃ, se verá bien, justo como lo que es.
Estaba untado de basura hasta la cara, lamÃa las gotas de sudor que corrÃan por todo su rostro hasta llegar a la boca, donde se mezclaban con desperdicios del gran basurero en el que lo habÃan tirado, vestÃa un uniforme gris claro, de un solo bolsillo en el pecho al lado derecho, donde gentilmente le habÃan colocado un billete. Esperaba que se montaran en su camioneta del servicio pero no pasaba el tiempo, ellos se quedaron estáticos, congelados en el espacio, viendo como lentamente se retorcÃa, devorándole los ojos, burlándose y carcajeándose, a alguno se le ocurrió que podrÃan hacer algo final, algo divertido con él antes de irse, dejar una marca imborrable para llenar su necesidad de poder, reclamar su premio por haber ido a tirarlo a un basural.
La luz iba apareciendo en el camino, a lo lejos apareció la figura de un perro
Era una trocha que él no conocÃa, un camino en cualquier sitio rodeado de árboles de mediano tamaño que iban floreciendo a medida que el adelantaba un pié y concretaba un ciclo completo. Caminaba lentamente viendo como salÃan flores rojas y amarillas y todo el camino se iba acolchando por sus pétalos formando un suave cojÃn donde reposó y se quedó dormido por un buen tiempo, despertó cuando una intensa luz roja le despertó.
Con un billete en la mano lo encontró la policÃa cuando caminaba sin ropa.
Se le marcaban las costillas en la piel, su cuerpo no era más que un montón de huesos que andaban sin rumbo por cualquier parte, la piel sangraba, los huesos eran débiles, no habÃa mente, solo instinto animal que le decÃa que habÃa que salir del basurero, todo el tiempo repetÃa, ahà vienen los de blanco, ahà vienen los de blanco. Esa era la respuesta para todo, ahà vienen los de blanco, ¿Cómo se llama? Blanco, ¿Reconoce a alguno de ellos? Ahà vienen.
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