Experiencia preliminar
El vasto campo del conocimiento humano encuentra una de sus ordenaciones más populares en el fortín de la ciencia moderna; esta forma por demás, teórica, empírica y práctica de organizar el conocimiento sobre la realidad – vale decir – el mundo físico, corresponde a la implementada durante el transcurso del siglo XVI. Los historiadores han marcado en nuestro calendario el año de 1543, con la publicación de De revolutionibus orbium coelestium de Nicolás Copérnico y De humani corporis fabrica de Andreas Vesalius, como el año hito del comienzo de la revolución científica que tuvo su final feliz con la publicación de la Philosfiæ Naturalis Principia Mathematica de Sir Isaac Newton; es memorable destacar que en este periodo apareció el Novus Organum de sir Francis Bacon, quien en un excelente intento por describir el procedimiento técnico científico, da interesantes aportes a la epistemología a través de sus pensamientos sobre los eidola o prejuicios. Según esta noción, son éstos los que en principio, limitan la capacidad objetiva de observación que tiene un sujeto, degenerando sus posibles resultados técnico-científicos; Para Bacon, los prejuicios se alojan en distintos puntos de la forja del conocimiento v.gr. Idola Specus, Idola Tribu, Idola Fori e Idola Theatri. (Wikipedia Foundation, 2008). Sin mucho esfuerzo, podemos rastrear hasta este punto, uno de los antecesores más palpables a la noción negativa de ideología popularizada desde tiempos del Emperador Napoleón I en pleno siglo XVIII, cuando dio caza a los ideólogos liderados y organizados por Destutt de Tracy, que continúa hasta nuestros días. Esta noción corresponde a la crítica sistemática protagonizada por el Emperador quien se refería a la ideología como desapegada de la realidad, imaginería insustancial y confusión, la presión política ejercida desde el Emperador hasta el grupo de de Tracy hizo invariablemente que la carga emotiva de ideología quedara impregnada con el sesgo negativo que conocemos hoy en día, perpetrada por autores como Marx, Althusser, Gramsci, Zizek entre otros. (Cárcova, 2006).
Cada investigación científica se encuentra enfrentada a su propio método y depende más que nada de éste para su verificación y en última instancia para la realización de uno de los más altruistas fines de la ciencia moderna – el progreso – La incansable y evidentemente interminable búsqueda de la verdad muchísimas veces, más de las que podemos recordar, encuentra uno de sus mayores escaños en la resolución de problemas metodológicos puesto que en incontables ocasiones la verdad pretendida no es otra cosa que un punto de vista. [1]
Si bien es cierto que muchas veces la verdad de la ciencia se convierte en un punto de vista, como quiera que admite su discusión y posterior modificación, no por ello deja de ser un acto valioso y admirable en muchos casos, es así que esta consideración no debería constituir un motivo de censura; el aparataje científico es una cuestión de fe, luego decir que es verdad o un punto de vista parece ser algo meramente lingüístico.
Aquí es donde, a mi juicio, comienza a tambalearse el esquema científico, si de la contundente objetividad no queda mucho y lo poco que queda está reservado para la lógica y la aritmética (en teoría igualmente) es preciso que tengamos conciencia crítica de las características que más nos afectan sobre la verdad de las “otras” ciencias; algo así como esclarecer la naturaleza de la verdad científica de las ciencias no formales – para ponerle un toque metafísico –.
Está incorporada en muchos de nosotros la idea de que la ciencia produce conocimiento del bueno y verdadero, del que podremos confiar siempre a ojo cerrado, de tal suerte que el merchandising científico se diseña con el propósito de hacernos pensar que la ciencia no tiene límite, y el conocimiento humano tampoco.
Toda investigación científica es desarrollada siguiendo un método – a sazón de llamarse “científica” – ideado por nadie más y nadie menos, que por humanos y lo más prudente es pensar que todos los humanos cometen equivocaciones y no son infalibles al ciento por ciento, los axiomas primarios de la ciencia son elaborados por personas, los teoremas deducidos de éstos también, pero curiosamente y a menudo(de algún modo similar como pasó con la religión en el Medioevo) a la ciencia moderna se le otorga un carácter especial omnipotente y omnisciente, creo, como consecuencia de una socialización primaria orientada con ese propósito y que en ausencia de un pensamiento crítico no va a dejar de funcionar de ese modo.
Gracias al uso del método científico (hipotético deductivo), la confianza en la ciencia moderna se elevó hasta la estratósfera convirtiéndose en nuestra época y nuestra particular forma de concebir el mundo, en la única forma por no decir que la más valiosa o al menos la más “valida” de organizar el conocimiento del mundo físico.
Desarrollo
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él(…)”. Del rigor en la ciencia. J.L. Borges.
En junio (de 1981) el Centro para el Control de Enfermedad de Atlanta en Estados Unidos (CDC, Centers for Disease Control), publica el primer reportaje sobre un tipo raro de neumonía: 'Pneumocistis Carinii' en cinco jóvenes, todos homosexuales activos residentes en Los Angeles. No se frecuentaban entre ellos, no tenían amigos comunes y no tenían conocimiento de enfermedades similares entre sus compañeros sexuales. Dos de ellos informaron haber mantenido relaciones homosexuales con diversas personas; con base en este brote inicial se indujeron los siguientes hechos 1) Todos presentan infecciones oportunistas, por lo tanto, debía existir un trastorno de la inmunidad y 2) Un agente infeccioso sexualmente transmisible, debía ser el responsable de este nueva enfermedad[2]. (Clinic) Se trata pues de la partida de nacimiento de lo que hoy es conocido como SIDA.
Los doctores Gallo y Montagnier, con base en las directivas establecidas por el Instituto Pasteur, cada uno por su lado, afirma haber descubierto el microbio causante del SIDA luego de una muy debatida paternidad, se dice que uno estaba buscando un virus causante de la leucemia, que el otro robó su descubrimiento, cosas de popularidad; para el caso, los estamentos oficiales científicos garantizaron la paternidad del virus a los doctores mencionados.
Por lo tanto, la hipótesis oficial mantenida por los descubridores y la comunidad científica en general y sobre todo los laboratorios farmacéuticos encargados de distribuir kits de detección y tratamientos antirretrovirales, sería algo así como: el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida) es un síndrome causado por la presencia del retrovirus VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
Palabras más, palabras menos, la historia oficial es esa, la relación causal evidente entre dos fenómenos como son el retrovirus y el síndrome es la que determina la formulación de la hipótesis, de tal suerte que, esta relación se torna incuestionable; toda vez que implicaría irse en contra de lo evidente y demostrado (nuevamente en teoría).
Así como existió un debate entre la teoría de la gravitación universal y la teoría de la relatividad especial de Einstein, que en su tiempo cuestionó los “verdaderos” efectos de la gravedad en el espacio, y como consecuencia de ello hoy nos encontramos ad portas del progreso cuántico, hoy en día existe una disputa teórica entre el estamento oficial sobre el VIH y grupos disidentes, pero claro, existe una diferencia abismal y más que nada política entre el debate de la gravedad newtoniana y la relatividad de Einstein y las posiciones disidentes del VIH (fuertes y débiles) y la posición oficial, esto es, a la primera discusión no se le da el grado de epidemia, mientras que a la segunda, se le achaca la muerte de millones de personas.
Pareciera ser que si un día tiramos un objeto al suelo y este en lugar de caer irremediablemente sale volando nosotros cuestionaríamos fuertemente lo que nos enseñaron en todas partes en relación con las fuerzas de atracción de los cuerpos; pero no parece este ser el caso con este tipo de estudios científicos en los que su aparente comprobación viene dada por factores de números mayores, v.gr. “En 1993, un grupo de trabajo del CDC (Centers for Disease Control) publicó los resultados de una revisión exhaustiva de ICL (“SIDA sin VIH”) en los Estados Unidos. Revisaron 230,179 casos semejantes a SIDA reportados desde 1983 e identificaron 47 pacientes con ICL (más 127 casos inciertos). Todas las demás personas con SIDA que habían recibido una prueba de VIH tuvieron un resultado positivo. Además, el equipo investigó de cerca los casos de ICL y descubrió que no correspondían al perfil típico de SIDA. Eran 29 hombres y 18 mujeres y 39 de ellos eran blancos (4 más eran de origen asiático). En 29 casos, los investigadores no pudieron encajar a las personas en los grupos de alto riesgo convencionales para SIDA (hombres homosexuales, hemofílicos, usuarios de drogas intravenosas y las parejas sexuales de dichos grupos). Lo que sea que estos 47 casos representan, no parecen ser típicos de la epidemia masiva en la cual estamos interesados”. (AVERT). ¿Estas 47 personas no son como objetos que se arrojan al suelo y en lugar de caer salen flotando? Este tipo de fenómenos junto a expresiones de científicos tales como “la microbiología no es lo suficientemente avanzada para entender el retrovirus VIH” hace pensar que la investigación se encuentra anclada en un punto ciego, o más bien, que no se le permite “avanzar”.
La posición disidente en ambas versiones -débil y fuerte- cuestiona la relación causal entre virus VIH y SIDA, una de ellas – la fuerte – niega la propia existencia del virus, la otra más recatada coqueteando con el estamento oficial, cree en su existencia pero considera que éste es inofensivo y que la verdadera o por lo menos, más probable causa del SIDA reside en condiciones precarias sociales y económicas, que en muchos casos son la explicación más razonable de los sistemas defensivos inmunodeprimidos, además de las propias medicinas que pretenden amortiguar los efectos del virus, principalmente el AZT.
El supuesto efecto del retrovirus es la progresiva eliminación de un tipo específico de linfocito fundamental en la lucha contra microorganismos extraños que ingresan al cuerpo infectado, esto se logra a través de la replicación del mismo utilizando las células T CD4+ como generadoras de nuevos virus, destruyéndolas en el proceso.
Uno de los principales disidentes el doctor Peter Duesberg, doctor en química de la Universidad de Franckfurt, profesor de la Universidad de Berkeley y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos quien sostiene una teoría disidente débil manifiesta que: “En nombre de la tecnología científica no podemos tener toda esa gente sufriendo y muriendo innecesariamente. Y lo digo porque la están matando con AZT. La droga no sólo no les ayuda, sino algo peor, el AZT realmente los está matando. (...) Y todo en nombre de una hipótesis que hasta ahora no ha curado a nadie” . (Clinic).
Frente a esta suerte de teorías disidentes, es importante recalcar que el apoyo político de los estados que más padecen las consecuencias de la teoría oficial se ha visto enormemente limitado, la ausencia de fondos para garantizar investigaciones paralelas, mantienen la hegemonía de la posición oficial; el único apoyo de un estado (Sudáfrica) se vio limitado con la obligada renuncia de su presidente Thabo Mbeki quien manifestaba: “Se sugiere, por ejemplo, que hay algunos científicos que «son peligrosos y están desacreditados», y con los que nadie, incluido nosotros, debería comunicarse o interactuar. ¡En un periodo anterior de la historia humana, serían herejes a los que habría que quemar en la hoguera!. (…)Ahora se nos pide que hagamos precisamente lo mismo que hizo la tiranía racista del apartheid porque, se dice, existe una visión científica que es apoyada por la mayoría, y contra la que está prohibido disentir. ¡Los científicos a los que se supone que hemos de poner en cuarentena científica incluyen Premios Nobel, miembros de Academias de Ciencias, y Profesores Eméritos de varias disciplinas de medicina! Científicos, en nombre de la ciencia, solicitan que cooperemos con ellos en congelar el discurso científico sobre el VIH/SIDA en el punto concreto que ese discurso alcanzó en Occidente en 1984” (Clinic).
Remata el ex presidente diciendo que nunca se han tenido en cuenta las condiciones sociales y económicas de los países donde principalmente prolifera el síndrome, esta es África, el continente más pobre del planeta donde las condiciones sociales y económicas hacen que la gente se muera también de hambre.
Ahora bien, sin caer en el ámbito de las teorías conspirativas, no sería malo cuestionar, a título de hipótesis, si esta empresa que mueve miles de millones de dólares mensuales, maneja un discurso no público relacionado con los intereses desde las corporaciones y laboratorios farmacéuticos con el objetivo de promover el uso de los medicamentos antirretrovirales principalmente AZT, no desde el momento en el que se manifiesta el síndrome, sino desde el momento que se “detecta” la existencia del “anticuerpo” que lucha contra el retrovirus en el torrente sanguíneo, esto claro, porque ninguna prueba diseñada hasta ahora, puede detectar el retrovirus VIH; digamos que para este supuesto, la hipótesis podría ser: “Los ingresos relacionados con los antirretrovirales dependen de la cantidad de personas infectadas con el virus que pretenden desalentar, por tal razón, entre más personas porten el virus, más medicamentos se podrán negociar”.
A esta incógnita responde otro disidente de importancia y renombre, el Dr. Kary Mullis premio nobel de medicina en el año de 1993 por su innovación de la Reacción en Cadena Polimerasa, procedimiento que se utiliza, entre otros, en la famosa prueba Elisa para detección de anticuerpos de VIH, pero que además es conocida también por su falta de confiabilidad, porque ésta no detecta el virus sino los supuestos anticuerpos encargados de su combate producidos por el cuerpo humano. El ha manifestado en relación al virus VIH que: “Para estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a otros científicos directamente. (...) Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congresos. (...) Adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias debía citar para esa cada vez más polémica declaración: «el VIH es la probable causa del SIDA». Después de 10 ó 15 encuentros en un par de años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la referencia. No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente: la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces como la peste negra del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido científico como al común.(…) Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a personas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga cualquiera que fuese la razón que se adujese"."Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura (...) Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico”. (Clinic).
La cuestión es tomar conciencia de nuestra posibilidad de elegir, que la ciencia oficial y la ciencia disidente son opciones que en algún momento hemos de tomar porque creemos es lo mejor para nosotros, pero deberíamos impedir que tanto una como la otra se nos imponga con su viso de verdadera por encima del mundo. Así esta actitud se convierte en un intento por dejar a un lado de una vez por todas, el legado inquisidor que perseguía a los que no son creyentes, pero parece cierto que en estos tiempos nos hemos ganado el derecho a no creer, mi pedido no es más que: Hagamos uso de ese derecho.
A veces parece que dejamos de observar lo que tenemos en frente para buscar siluetas informes de las cosas que vemos, contentándonos con este juego.
Bibliografía
AVERT Averting HIV and AIDS [En línea] // Evidence that HIV causes AIDS. - AVERT. - 15 de Octubre de 2008. - http://www.avert.org/evidencia-vih-causa-sida.htm.
Cárcova Carlos La opacidad del derecho [Sección del libro] // La opacidad del derecho. - [s.l.] : Ed. Trotta, 2006.
Clinic The Webislam [En línea] // ¿Es el sida una gran mentira?. - 20 de Octubre de 2008. - http://www.webislam.com/?idt=1512.
Wikipedia Foundation Novum Organum [En línea] // Wikipedia. - 21 de Agosto de 2008. - 14 de Octubre de 2008. - http://es.wikipedia.org/wiki/Novum_organum.
[1] Importante decir en este punto, que considero la objetividad es algo así como “una” subjetividad a la que hemos renunciado discutir para poder facilitar nuestro penoso paso por el mundo, quiero decir, de lo que predicamos objetividad siempre se podrá en términos micro (cuánticos) o macro (cosmológicos) postular un pero.
[2] El texto que consulté transcribe al parecer parte del informe, y cabe mencionar que para el tiempo del descubrimiento del síndrome, se pensó de éste que era una nueva enfermedad. Parece más acertado ahora describirlo como un conjunto de 29 enfermedades llamadas oportunistas que atacan principalmente a sistemas inmunológicos debilitados v.gr. Sarcoma de Kaposi, Neumonía, TBC, etc.